Irene de la Niebla
Reseña Poética: Irene De La Niebla
Fue en Zacatlán, entre la niebla y la calma de sus montañas, donde Irene eligió dar forma a sus versos, encontrando en ese lugar una conexión profunda con su esencia poética.
“Cuando llegué a Zacatlán en 2020, observé cómo, para sus habitantes, la producción literaria independiente era motivo de orgullo. Se reunían y compartían abiertamente sus textos, sin evaluar ni juzgar, solo por el gusto de ese encuentro cercano. Sin duda, eso, junto con el entorno verde y fértil, fueron factores que me ayudaron a tomar la decisión de publicar un libro por mi cuenta.”
Aunque nuestras palabras no logren alcanzar la magnitud de su talento, hemos querido dedicarle este poema a Irene De La Niebla, una poeta cuya voz trasciende barreras y cuya obra es un homenaje constante a la vida, la naturaleza y la dignidad humana. Este humilde intento busca reflejar la admiración que tenemos por su capacidad de conmover y transformar con cada verso, honrando su compromiso inquebrantable con el arte y la verdad:
Entre la bruma de un nombre que evoca misterio,
Irene danza, artesana del verbo sincero.
Su pluma, un eco del río en Zacatlán,
resuena entre hojas, tierra y manantial.
Guardiana de emociones, su tinta desnuda,
donde la vergüenza se convierte en ayuda.
Poesía que late, que brota del suelo,
con raíces profundas, buscando consuelo.
Biología y verso, en un solo compás,
desnudan la naturaleza con un cantar audaz.
De ranas que croan y hojas que susurran,
sus letras, un milagro que nunca murmuran.
Como mujer, su cuerpo es el mapa,
el útero creador que todo atrapa.
Transgrede palabras, desafía el momento,
una hembra salvaje que escribe al viento.
En sus versos, un grito de dignidad,
denuncia sistemas, persigue verdad.
Cada poema, un llamado vital,
a cuidar lo nuestro, lo universal.
Fernando Pessoa le flecha el corazón,
pero su voz vibra con su propia razón.
Etnoecología, comunidad y tierra,
su poesía es trinchera en medio de la guerra.
Irene De La Niebla, susurra y desgarra,
nos invita a sentir cuando todo se calla.
Y al leerla, el alma se viste de paz,
porque su arte, al final, es humano y audaz.
– Autor: Nathalie Erika Langner –